domingo, 15 de noviembre de 2015

2015. No cambio más. 2da parte.

A ver, explicame.
Comentame, decime, haceme entender por qué estoy un domingo a la tarde llorando en la cama como si tuviera diecinueve años.
Pegame en la cabeza hasta que me entre el por qué. POR QUÉ SIGO QUERIENDO DE MÁS. POR QUÉ SIGO ESPERANDO QUE ME QUIERAN DE LA MISMA FORMA QUE YO QUIERO. POR QUÉ QUIERO TENER LA MISMA IMPORTANCIA EN SU VIDA QUE ÉL TIENE EN LA MÍA.
POR QUÉ.
No soporto más esta situación imbécil de ser siempre la que está mal, la que sufre, la que llora, la que no es correspondida. Por qué para los demás es tan fácil? Por qué todos pueden encontrar a alguien y empezar a caminar juntos sin diez mil piedras en el camino como las que encuentro yo?
Siempre siento mal. De más, de menos, a destiempo. Siempre se complica el camino, siempre es todo una cagada. Entonces estoy acá, sufriendo, siendo la pelotuda de la historia, la que sale perdiendo y no puede ganar absolutamente nada.
Me pasa por idiota, por tirar todo a la basura por un flechazo. Por, una vez más, no dejar que el cerebro piense y seguir al corazón en sus eternas carreras que terminan dejándome la cara estrellada contra la pared.
Me merezco este dolor? Me merezco vivir para estar mal? Ya no se ni que es verdad, qué es mentira, que es justo o que es injusto. Sólo se que este dolor es cada vez más grande y me cuesta vivir llevándolo en los hombros.
Me pesa, me duele, me frena, me desinfla, me saca las ganas de todo.
Tu ausencia, tu indiferencia y tu desamor me pesan, me duelen, me frenan, me desinflan y me sacan las ganas de todo.
No pido más que un beso, una sonrisa y un abrazo, pero parece que por algún motivo no soy merecedora de eso. Y acá me quedo, y acá te espero, hecha pedazos (otra vez).

No hay comentarios:

Publicar un comentario