martes, 27 de septiembre de 2011

Noventa y nueve del dos mil once.

¿Qué día cree usted que es hoy? ¡Sí! Martes, fucking martes. Sólo escribo los martes porque estoy en este curso horrible y no tengo nada mejor que hacer (en realidad sí, pero no hay ganas y mi cerebro está intentando salir del cráneo que lo contiene).
El sábado fue la fiesta de 15 de mi hermana, todo muy lindo, menos la hermana de la quinceañera. Me pasa por no planificar las cosas antes de tiempo... las medias eran demasiado oscuras para mí y en las fotos parecían negras, el maquillaje me quedaba extraño y parecía que iba a ver a Marilyn Manson (ojalá algún día pueda) y el peinado era tan de los cincuenta que me faltaba ponerme a bailar un twist en el medio de la pista de baile y cantábamos ¡BINGO!. En fin, lo importante es ella, y estaba divina, es mi bebé y OMG, ha crecido mucho. Por primera vez recibí la última vela, me sentí importante (?), creo que no era consciente de la importancia que tengo en la vida de la chiquitina, y no se si ella sabrá que es la luz de mis ojos, supongo que sí, no lo digo pero lo demuestro a diario dándole todo lo que está a mi alcance (y quizás un poco más).
Dejando la cursilería de lado; hoy fue un día movido, de esos que te hacen doler la cabeza y querer dormir una siesta eterna. Me fui al centro a sacar la entrada de SOAD para mi hermana (yo ya tengo la mía desde el primer día :3), y para no viajar tanto me fui al Ateneo de Florida, donde había sacado mi entrada para The Strokes. Problem: NO TENÍAN TICKETS. WTF. EL MUNDO CAE SOBRE MÍ. Tuve que tomarme el subte hasta Santa Fé y Callao, nada de otro mundo, pero medio que correteaba para llegar antes que la mamerta que insistía con comprar su vip para Nick Jonas antes que yo (no, no quiero tu entrada horrible, quiero algo mejor). Compré, la felicidad de Palito Ortega invadió mi cuerpo y me fui caminando al ritmo de mi sprite de vidrio hasta la parada del 159 (sí, hasta allá). Lo tomé, me bajé en el cruce, caminé hasta Solano como cuando tenía 15 años e iba al San José Obrero, qué tiempos ♥. Y aquí estoy, moribunda, convirtiendo mi blog en un diario íntimo de nena de 12 años. "Querido diario" ponele, no. Aquí comentan de modo trágico el tema de la venta de monedas por escasez, "¿UN 20 POR CIENTO? :O" Pues jódase por dejarse afanar, mujer. Se me cierran un poco los ojos, mi cabeza es una ensalada de frutas y el reloj está más lento que yo corriendo una maratón. No aguanto dos horas más ni en pedo.

martes, 20 de septiembre de 2011

It's just another manic... tuesday.

Sí, otra vez es martes y no tengo ganas de quejarme de que es el día que más odio en toda la semana, ya me quejé demasiado, basta de quejas. Tengo hambre, mucha hambre y no hay tiempo para comer. ¿Por qué? Porque los martes mi vida es casa-UNQ, UNQ-IAC, IAC-trabajo, trabajo-casa; de casa salgo a las 8 am y del trabajo llego a las 6 pm. Son diez horas en las que no paro un segundo, y encima a los profesores se les da por dar dos horas reloj de clases, FUCK THEM ALL.
En fin, todavía no puedo dejar de llorar por haberme perdido a los Red Hot Chili Peppers (sí, Chili, con una sola L, ignorantes) y por algunas actitudes que hacen que mi ausentismo a ese show que tanto esperaba haya sido tan dramático. Lo he contado millones de veces a millones de personas y me sigue temblando la voz, creo que jamás me afectó tanto algo (bueno, seguro que sí, pero ahora no lo tengo presente).
Este curso SUCKS, no me interesa lo que es la conciliación bancaria, me duele la espalda y me quiero ir a dormir (y a comer, por favor, pásenme papas fritas por e-mail). A este ritmo no se si llego a fin de año, más con un corazón que va a destiempo en todos los sentidos que pueda llegar a tener la frase, sin terapia, durmiendo seis horas por día como mucho y comiendo porquerías la mayoría de los días de semana... a veces extraño la comida de mi madre ¡y vivo con ella! Danger, no? Me parece.
Estoy tan desencantada con el mundo, pero ¡STOP! (diría Erasure), todavía no pensé en suicidarme como hice el año pasado, estamos tranqui, vamos bien (diría Scioli).
Hay cosas que me hacen sentir mejor, como la actuación inesperada del karma a mi favor quizás... La gente me hiere y ya no duele tanto, quizás porque salí del lugar de "sufridora compulsiva" y salí a gritarle al mundo HERE I AM!, haciendo lo que quiero y lo que me haga sentir bien, sin importar lo que piense NO ONE, tal vez la mejor decisión que tomé en diecinueve años y medio de tortuosa vida.
"Lo que no se concilia son diferencias permanentes", creo que hasta la economía me lava la cabeza, claro, yo siempre lo tomo para el lado que me conviene. OMG, ya estoy diciendo cualquier cosa. Estoy tan en cualquiera que hice un test de trastornos de personalidad (otro, no el que tengo aquí a la derecha) y me salió además de toooodos estos dilemas (>) que soy borderline. Me dio risa porque Cielo Latini en Abzurdah alardea que es borderline y no me la banco más; pero leyendo la explicación del trastorno me sentí demasiado identificada y me siento una estúpida. Sí, tan estúpida como Cielo Latini (Mandamiento nº1 de la religión antonelística: NO ALARDEARÁS). Una hora y ocho minutos para irme de este lugar, que vuelen como palomas en la Plaza San Martín, voy a explotar como Fabián Vena en el final de Resistiré, adiós.

martes, 13 de septiembre de 2011

Martes, tuesday, martedì.

Odio los martes, los arrancaría del calendario y los quemaría en la hoguera. Creo que soy la reencarnación de Justiniano y los martes son algo así como paganos que no quiero ver caminando a mi lado. ¿Por qué odiaré los martes? ¡Porque siempre fueron horrendos! Cuando era chica tenía Educación Física y siempre fui un queso para los deportes, ahora tengo este curso de PyME que me enferma y al que todavía le quedan dos horas. ¿Qué he hecho para merecer esto? La verdad, NO IDEA (léase "nou aidía"). Y la gente te aconseja, viste. Dice que pienses más en vos y dejes de intentar conformar a los demás. Peeero, he aquí otro dilema: si te hago caso pensando en mí también te estoy conformando, de una forma u otra es siempre buscando el bienestar de los demás, aunque duela apuñalarme tanto todo el tiempo. No se que decir, no tengo ganas de escribir, quiero que pase la hora y no me interesa que me hablen del Banco Central. Soy el monumento al sufrimiento, no hay un solo día en que me despierte y no tenga un problema aquejándome. Que dramática, Shakespeare un poroto.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Sunday, bloody sunday.

Ha llegado ese momento en que me detengo a mirar alrededor y no encuentro más que aire. Sí, soy un ser depresivo que jamás se ha tratado de modo decente, pero eso no autoriza a cada una de las personas que me rodea a pasar por encima mío cual topadora. Oh, no. Por el momento creo no tener cara de carpeta asfáltica. La soledad y el aislamiento son cosas que llevo conmigo y jamás se alejan, son cuasi necesarias, porque necesito tocar fondo para intentar volver a surgir, para salir de la monotonía, y quizás, con un poco de suerte, romper engranajes para arrancar con algo nuevo. De todos modos, siempre dura dos días, y después me vacío... Son épocas en que el estrés y los bajones me ganan cada una de las pulseadas. Recordemos que estamos en el último trimestre del año, y no es para nada sencillo para una desequilibrada como quien les habla tener que convivir con la juventud, el estudio, el trabajo, la familia, la pareja tambaleante, los bajones constantes... me agoto y quiero hundirme en el colchón para nunca jamás salir a la superficie. Descansar eternamente en plumas o goma espuma en el peor de los casos y ya no tener que sufrir cada amanecer, me duele sufrirlos, no fueron hechos para eso. Cada crepúsculo es una puntada en el pecho, aunque igual debería ir al cardiólogo porque las palpitaciones del año pasado no se fueron, y es preocupante. No llego ni a los 20 años (sólo por unos meses) y no me siento saludable, en absoluto. Barajé la idea de que esto sea hereditario, o a causa de dramas infantiles, pero no encontré una solución viable y mi terapeuta no era más que una bolsa de nada que se llenaba los bolsillos escuchando todos los miércoles una diferente versión de mi pasado... porque así soy, cambiante, impredecible. Nunca me dió un diagnóstico, nunca me ayudó a salir del pozo. Y aquí estoy, a punto de culminar la adolescencia con la misma cantidad de problemas con que la inicié. That's not good. Tengo ganas de escuchar algo de Amy Winehouse quizás, es la única con la que me identifico en ese aspecto. Relaciones dolorosas y con finales desgarradores que llevan a los excesos y al vacío existencial, la historia de mi vida... Es 11 de septiembre, mi primer día del maestro, no se cuantos más tendré, pero lo único que se en este momento es que jamás pensé que me iba a aprender casi 100 nombres e iba a adorar casi 100 personitas en tan poco tiempo. Es una extraña relación de amor-odio, inexplicable, y ni siquiera se por qué la menciono, pero aunque me llene de problemas es una de las pocas cosas que me hace sonreír cuando el mundo tiene ganas de verme cara de vía de ferrocarril. Odio escribir problemas, sufrimientos, desgarros. Pero soy tarada, y mi vida se basa en problemas, cada día es un enigma y mis neuronas ya echan humo.