martes, 20 de noviembre de 2012

Surprise, motherfucker.

El boomerang de la vida.
Siempre vuelvo donde empecé, nada cambia. Pasa el tiempo y sigo acá, estancada en lo mismo, pensando en las mismas cosas que hace años, con los mismos sufrimientos acumulados.
Es así, la facultad y el trabajo me consumen un poco... y prefiero hacer pequeños descargos en twitter antes de vomitar diez millones de quejas en un texto de un par de párrafos. Creo que aburro a la gente con lo mismo, como la gente me aburre a mí, cosas que pasan.
Cuando mi vida está acomodada en una rutina asesina y de vez en cuando lanzo una carcajada empiezo a sentir que el sol brilla para mí. Pero después, cuando llega la noche, cuando estoy abajo de la ducha o mirando el techo pensando qué twittear digo: "la pucha! no es todo tan lindo como pensé". Y pienso, y maquino, y lloro, y quiero mandar todo a la mierda... hasta que cierro los ojos, me duermo y me despierto con cara de idiota y pensando que todo se arregló.
Pienso si tengo que volver a terapia, o gritar a los cuatro vientos todo lo que me hiere, quizás ser un poco menos permisiva con las personas que suelen lastimarme, darle menos importancia al afuera, no estresarme, disfrutar lo que hago. Hay millones de alternativas y siempre elijo la peor: tomar cada día como si fuese una tortura a soportar. Ese es mi error, ¿no?. Sí, ponele que sí.
Algún día cambiaré, como me lo vengo proponiendo hace 5 años. Si no, seguiré molestando a la gente que lee estos humildes renglones. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario