jueves, 2 de diciembre de 2010

You've taken everything and oh I cannot give anymore.

En sus marcas, listos, ¡ya!. Empecemos. Me parece que esto tiene para rato.
Estoy con un revoltijo en el pecho espantosísimo. ¿Por qué? Primero porque estoy durmiendo para el re ojete y se me vienen todas las obligaciones encima, aplastándome cómo cuando el coyote mira el cielo y algo lo deja dos metros bajo tierra (ojalá yo estuviera en esa situación). Mañana tengo parcial de álgebra, sé que mis amados logaritmos no me van a traicionar, serán buenos conmigo como lo vienen siendo hace dos años. Espero que me vaya bien, sino moriré.
Bueno, además tengo que estudiar, hacer el trabajo de historia, tirarme abajo del tren, y todas esas cosas que debo hacer y no tengo tiempo de realizar. Entonces ¿qué hago? (siempre la misma chotísima pregunta retórica) duermo, recuerdo, me angustio, lloro un poco, estudio dos segundos, me miro las piernas cada vez más blancas, me miro al espejo y me doy asco (porque soy un asco), como o de a migas o de a kilos, no mantengo un fucking equilibrio (bue, no tengo equilibrio en la mente y prefiero tener equilibrado el hábito alimenticio, ¡qué estúuuuuupida!), camino mirando el suelo con la mirada perdida, espero que pasen las horas y van cada vez más lentas, pienso en que voy a recursar y que soy una fracasada, siempre que salgo me agarra un chaparrón, tengo que pensar cómo voy a reaccionar dentro de un par de días porque voy a estar en una de las situaciones más chotas de mi vida, y si me pongo a pensar con detenimiento creo que jamás pasé por algo así, entonces cuando termine con el parcial y el trabajo y toda esa mierda me voy a poner a planear todo aunque sé a la perfección que voy a terminar haciendo exactamente lo contrario.
Colgué haciendo otras cosas, se me hizo la 1 de la mañana, en 9 horas tengo parcial y no he dormido nada (?).
Bueno, me cansé, porque al final cada día que pasa me hacés sentir peor. Primero el quererme, después el amarme, después el odiarme, después REEMPLAZARME. Ese sí que es un golpe bajo, un golpe en las rodillas que me adormece las piernas y me hace caer de boca al suelo y tragar diez kilos de tierra. Me levanto, escupo, caigo otra vez y la tierra se vuelve barro por las lágrimas. Y así moriré, deprimida y falta de sentido, tal como me recuerdo desde la primera vez que me enamoré.
Enamorarse es el sentimiento más hermoso, pero cuando te reprimen ese sentimiento el dolor es más fuerte que diez puñaladas simultáneas. "Lo sé porque lo viví, ya lo sé ♪"

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