domingo, 22 de mayo de 2011
Hoy es domingo, como Sarmiento. ¿Cuál es más mierda?
Bien. Me levanté con una mínima muestra de positivismo que se desintegró inmediatamente. Fue como si se hubiese esfumado. La entiendo, ¿cómo no hacerlo si es domingo y el sol no brilla?. De por sí los domingos suelen ser deprimentes, no me gustan, no los disfruto en absoluto; soy una persona con fuertes tendencias depresivas y los domingos alimentan este fucking dilema como si quisieran que aumente 80 kg. Siento que todo el mundo me es indiferente y nadie quiere comunicarse conmigo, me pongo hipersensible e insoportable, a punto de llorar todo el tiempo, me dicen A y me afecta como si estuviera indispuesta o algo así (nota mental: este mes no me vino, ya me descuajeringué otra vez). Tengo diez mil cosas para hacer y las evito, todo el tiempo. Debería haber leído un recontra texto de la creación de la UCR y no leí nada, me olvidé, no le dí pelota, soy boluda, me va a caber por eso. Ah, recordé que la profesora dijo que era un texto corto y fácil, mañana lo saco, lo leo y me pongo al día (se, claro, ponerme al día con los textos. MOTHER OF GOD). Tengo que estudiar para el parcial del viernes, mandarle el mail al profesor de estadística para excusarme por no haber hecho la primer actividad del cuatrimestre, ponerme al día con historia, analizar la calificación que le voy a poner a mis alumnos, ver si cito algún padre, leer algo de economía antes de que se me venga la fecha encima, practicar la cara de poker por si mi exámen de historia llega a estar desaprobado y sin correcciones (seguro que no me va a dar la cara para seguir cursando). En fin, quedan un par de horas más para tolerar este domingo sangriento domingo. Y no quiero escribir más, necesito un abrazo que me puede dar UNA sola persona y se encuentra a 15 minutos de distancia en el 354. Fuck everything.
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