domingo, 16 de octubre de 2011

Hoy no, mañana (?)

Mañana es mi segundo aniversario con la persona que amo. Idas y vueltas; amores y desamores; muchos, muchos, MUCHOS errores de ambas partes, (mucha negra suelta jajajaja callate Antonela jajajaja); pero al fin y al cabo todos los caminos conducen a Roma, ¿no? Todo tiene su causa final y nuestras vidas tienen como finalidad verse una enlazada a la otra, como una historia eterna, quizás como un infinito potencial que cada día se convierte en un acto más elevado. No creo en lo infinito, Aristóteles dijo que no existe el infinito en acto, sólo creo en la construcción del futuro, y eso es lo que veo. Paciencia, mucha paciencia, demasiada paciencia. Ganas de acomodar y reconstruir todo lo que estaba demolido. Y está bien, porque para vivir del pasado me vuelvo un Tiranosaurio, dejame de joder con sufrir por cosas que ya pasaron y lo único que logran es sacarle una sonrisa al enemigo que quiere verme caer (y bueno, por ahí con una sonrisa se ve en la oscuridad, si se lava bien los dientes). Comentarios, nada más que comentarios. La verdad no existe, son todos pensamientos subjetivos. Está mi verdad, tu verdad, la verdad de Palito Ortega y la verdad de tu vieja; y quizás ninguna se conecta entre sí, pero todos estamos convencidos de estar en lo cierto. Ilusos.
¿Sabés que pasa? Llega un momento de la vida en el que te tenés que dejar de joder con lo mismo. Porque aburrís, cansás y tu historia no sólo tiene moho sino que también se intoxicó con salmonella y espero que te mastique la cabeza a la cuenta de 3, 2, 1... Ups, no te masticó, so sad. A fin de cuentas, volvemos a la idea de que no da vivir del pasado, para hablar del pasado tenés libros de historia, dejá que tu cabeza maquine algo más productivo.
A mí también me molesta tu salmonella, porque tiene olor feo y me hace torcer la cara en un gesto de desagrado, ¿entendés? Y no quiero, porque tengo que sonreír, porque el genio maligno no existe y mi sensibilidad hace que capte la realidad tal cual como es.
Cerrando un poquito la idea, setecientos treinta días que para mí son sonrisas, una detrás de otra, con lágrimas que valieron la pena, con esperas que me ayudaron a encontrarme conmigo, con errores que enseñaron, con batallas que gané siendo yo misma. Y si para vos o tu tribu son molestia matate, mirá para otro lado, como debías haber hecho hace dos años, ya no tengo más ganas de tolerar cosas menos importantes que la filosofía o la teoría de la organización y ponele que estás... quinientos escalones más abajo.

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