martes, 13 de septiembre de 2011

Martes, tuesday, martedì.

Odio los martes, los arrancaría del calendario y los quemaría en la hoguera. Creo que soy la reencarnación de Justiniano y los martes son algo así como paganos que no quiero ver caminando a mi lado. ¿Por qué odiaré los martes? ¡Porque siempre fueron horrendos! Cuando era chica tenía Educación Física y siempre fui un queso para los deportes, ahora tengo este curso de PyME que me enferma y al que todavía le quedan dos horas. ¿Qué he hecho para merecer esto? La verdad, NO IDEA (léase "nou aidía"). Y la gente te aconseja, viste. Dice que pienses más en vos y dejes de intentar conformar a los demás. Peeero, he aquí otro dilema: si te hago caso pensando en mí también te estoy conformando, de una forma u otra es siempre buscando el bienestar de los demás, aunque duela apuñalarme tanto todo el tiempo. No se que decir, no tengo ganas de escribir, quiero que pase la hora y no me interesa que me hablen del Banco Central. Soy el monumento al sufrimiento, no hay un solo día en que me despierte y no tenga un problema aquejándome. Que dramática, Shakespeare un poroto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario