Sí, otra vez es martes y no tengo ganas de quejarme de que es el día que más odio en toda la semana, ya me quejé demasiado, basta de quejas. Tengo hambre, mucha hambre y no hay tiempo para comer. ¿Por qué? Porque los martes mi vida es casa-UNQ, UNQ-IAC, IAC-trabajo, trabajo-casa; de casa salgo a las 8 am y del trabajo llego a las 6 pm. Son diez horas en las que no paro un segundo, y encima a los profesores se les da por dar dos horas reloj de clases, FUCK THEM ALL.
En fin, todavía no puedo dejar de llorar por haberme perdido a los Red Hot Chili Peppers (sí, Chili, con una sola L, ignorantes) y por algunas actitudes que hacen que mi ausentismo a ese show que tanto esperaba haya sido tan dramático. Lo he contado millones de veces a millones de personas y me sigue temblando la voz, creo que jamás me afectó tanto algo (bueno, seguro que sí, pero ahora no lo tengo presente).
Este curso SUCKS, no me interesa lo que es la conciliación bancaria, me duele la espalda y me quiero ir a dormir (y a comer, por favor, pásenme papas fritas por e-mail). A este ritmo no se si llego a fin de año, más con un corazón que va a destiempo en todos los sentidos que pueda llegar a tener la frase, sin terapia, durmiendo seis horas por día como mucho y comiendo porquerías la mayoría de los días de semana... a veces extraño la comida de mi madre ¡y vivo con ella! Danger, no? Me parece.
Estoy tan desencantada con el mundo, pero ¡STOP! (diría Erasure), todavía no pensé en suicidarme como hice el año pasado, estamos tranqui, vamos bien (diría Scioli).
Hay cosas que me hacen sentir mejor, como la actuación inesperada del karma a mi favor quizás... La gente me hiere y ya no duele tanto, quizás porque salí del lugar de "sufridora compulsiva" y salí a gritarle al mundo HERE I AM!, haciendo lo que quiero y lo que me haga sentir bien, sin importar lo que piense NO ONE, tal vez la mejor decisión que tomé en diecinueve años y medio de tortuosa vida.
"Lo que no se concilia son diferencias permanentes", creo que hasta la economía me lava la cabeza, claro, yo siempre lo tomo para el lado que me conviene. OMG, ya estoy diciendo cualquier cosa. Estoy tan en cualquiera que hice un test de trastornos de personalidad (otro, no el que tengo aquí a la derecha) y me salió además de toooodos estos dilemas (>) que soy borderline. Me dio risa porque Cielo Latini en Abzurdah alardea que es borderline y no me la banco más; pero leyendo la explicación del trastorno me sentí demasiado identificada y me siento una estúpida. Sí, tan estúpida como Cielo Latini (Mandamiento nº1 de la religión antonelística: NO ALARDEARÁS). Una hora y ocho minutos para irme de este lugar, que vuelen como palomas en la Plaza San Martín, voy a explotar como Fabián Vena en el final de Resistiré, adiós.
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