Acá estoy, reviví. Aprobé tres materias, terminé con el laburo y renové para el año que viene, terminé el IAC de mierda y no lo piso más, terminé de dar particular porque mis primos aprobaron... Todas las obligaciones que tenía se esfumaron, lo único de la rutina que me quedó es ver a mi novio dos o tres veces por semana, pero ponele que no lo hago por obligación sino porque quiero (ya lo voy a extrañar cuando se vaya a Valeria dos semanas, aunque me diga que me muera y me trate de atorranta, eso es otra historia). Con el 2011 se fueron muchas cosas, muchos miedos, liberé mucho de lo que tenía guardado, se fue mi compañerito de andanzas (mi perro), me despojé de mucha gente que me restaba y no me dejaba crecer, me fortalecí un montón, todavía es increíble verme así... sin sacapuntas, sin cutters, sin dedos en la garganta... comiendo lo que quiero y cuando quiero, sin odiarme (tanto) cuando me veo el espejo, y las únicas marcas que tengo son las de las cicatrices que espero algún día se vayan.
Empecé el 2011 deprimida, soltera, con kilos de menos, fumando como Lanata... y lo terminé un poco mejor, a pesar de la depresión por estrés, sin cigarrillos, con un par de kilos de más que no le hacen mal a nadie, arreglada con Pablo después de cuatro meses de separación, con las tetas un poco más grandes (después de casi 20 años se acordaron que en algún momento tenían que crecer un touch). Y aquí estoy, todavía un poco cansada, con una tos bastante similar a la de la huerfanita de Los Simpsons, comiendo mantecol como si fuera una manzana (OMG), sí, con esa tranquilidad, sabiendo que en cualquier momento ruedo.
No quiero ponerme expectativas para el nuevo año porque después no cumplo nada, sólo espero que aquello indispensable se quede donde está, y que lo que no está me sirva para crecer un poco más.
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